El tren y los niños

Escrito Por
3 de noviembre del 2007

Un grupo de niños esta jugando cerca de dos vías del ferrocarril, una esta en uso la otra en desuso. Un solo niño juega en la vía en desuso, el resto en la vía en uso.

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El tren viene y tu estás justo detrás de un intercambio de vías. Puedes hacer que el tren cambie su curso hacia la vía en desuso y salvar a la mayoría de los niños. Sin embargo, eso solo significaría que el niño jugando solo en la vía en desuso sería sacrificado. ¿O dejarías en cambio seguir su curso al tren?.

Vamos a tomarnos una pausa para pensar que tipo de decisión podemos hacer…

Es posible que la mayoría de la gente elija desviar el curso del tren y sacrificar solo un niño. Es posible que pienses de la misma forma, supongo. Exactamente, pensé de la misma forma al principio porque para salvar a la mayoría de niños a costa de solo un niño es racional. Pero, ¿alguna vez pensaste que el niño que eligió jugar en la vía en desuso de hecho hizo la decisión correcta de jugar en un lugar seguro?.

No obstante, él tiene que ser sacrificado porque sus amigos ignorantes eligieron jugar en donde era peligroso. Este tipo de dilema sucede entre nosotros todo el tiempo. En la oficina, comunidad, en política y especialmente en una sociedad demócrata, la minoría es frecuentemente sacrificada por los intereses de la mayoría sin importar que tontos o ignorantes sean la mayoría y cuan conocedores y previsores sean la minoría. El niño que eligió no jugar con el resto en la vía en uso fue hecho a un lado. Y en el caso que fuese sacrificado, nadie derramaría una lágrima por él.

Mientras más nos damos cuenta que la vida esta llena de decisiones difíciles que necesitan hacerse, no nos damos cuenta que las decisiones precipitadas podrían no ser las correctas.

Recuerden que lo que es correcto no siempre es popular… y lo que es popular no siempre es correcto.

  • Gustavo Mejia

    Y si el niño solitario es el Choco?

  • Gustavo Mejia

    Y si el niño solitario es el Choco?

  • Entonces pasamos dos veces por ahí, la segunda para asegurarnos de que si lo atropellamos.

  • Entonces pasamos dos veces por ahí, la segunda para asegurarnos de que si lo atropellamos.